Papa recuerda que solo el amor de Dios es capaz de renovar el corazón del hombre

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Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, bajo un despejado cielo azul, el Papa Benedicto XVI rezó el Ángelus dominical y recordó que solo el amor de Dios puede renovar el corazón del hombre para que pueda así levantarse y caminar.

Al introducir la oración mariana, el Santo Padre señaló que “en estos domingos la liturgia presenta en el Evangelio la narración de varias curaciones realizadas por Cristo”.

Citando las palabras de Jesús al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”, el Papa afirmó que de este modo Cristo “muestra querer curar antes que nada el espíritu”.

“El paralítico -continuó- es imagen de todo ser humano a quien el pecado impide moverse libremente, caminar en la vía del bien, dar lo mejor de sí. En efecto, el mal, anidándose en el alma, ata al hombre con los lazos de la mentira, de la ira, de la envidia y de los otros pecados, y poco a poco lo paraliza”.

Dando la respuesta a la situación antes descrita, el Pontífice recordó que “Jesús, sucintando el escándalo de los escribas presentes, dice primero: ‘tus pecados te son perdonados’, y solo después, para demostrar la autoridad a Él conferida por Dios de perdonar los pecados, agrega: ‘Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa’ y lo cura completamente”.

“El mensaje es claro -dijo el Papa-: el hombre, paralizado por el pecado, necesita de la misericordia de Dios, que Cristo ha venido a donarle, para que, curado en el corazón, toda su existencia pueda reflorecer”.

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A continuación, Benedicto XVI hizo referencia a la sociedad actual, a la “humanidad que lleva los signos del pecado, que le impide progresar en aquellos valores de fraternidad, de justicia, de paz que también se ha propuesto en solemnes declaraciones”.

Asimismo, el Santo Padre recordó que “la Palabra de Dios nos invita a tener una mirada de fe y a confiar, como aquellas personas que llevaron al paralítico, que solo Jesús puede curar verdaderamente”.

Recordando la “opción de fondo de mis Predecesores” que fue la de “conducir a los hombres de nuestro tiempo a Cristo Redentor para que, por intercesión de María Inmaculada, los pudiese curar”, el Pontífice mencionó la Encíclica Deus caritas est, con la que “he buscado señalar a los creyentes y al mundo entero a Dios como fuente de auténtico amor”.

Solo el amor de Dios puede renovar el corazón del hombre, y solo si sana en el corazón la humanidad paralizada puede levantarse y caminar. El amor de Dios es la verdadera fuerza que renueva el mundo”, concluyó el Papa.

Terminado el Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en sus lenguas madres e impartió la Bendición Apostólica.

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