El Papa Francisco visitó la Catedral de Santa María Reina localizada en la población de Iasi en Rumanía en donde pudo saludar y bendecir a muchos enfermos.
Al llegar, el Papa fue recibido por numerosos fieles fuera de la Catedral. En la puerta de la iglesia, un Obispo de Rumanía le entregó a Francisco un crucifijo con el cual bendijo a los presentes y después, el párroco de la Catedral, junto a una familia, le dio al Papa agua bendita con la cual realizó un breve gesto de aspersión.
Posteriormente, el Pontífice dedicó varios minutos para saludar a muchos de los católicos presentes, entre los que se encontraban numerosos enfermos, personas ancianas y religiosas.