Agradezco a todos los que con gran generosidad han preparado estas jornadas memorables: la diócesis de Roma con el Cardenal Vallini, el pueblo de Roma con el alcalde Ignazio Marino, las fuerzas del orden y las diversas organizaciones, asociaciones y los numerosos voluntarios. ¡Gracias a todos!
Mi saludo va a todos los peregrinos – aquí en la Plaza San Pedro, en las calles adyacentes y en otros lugares de Roma – como a cuantos están unidos a nosotros mediante la radio y la televisión; y gracias a los dirigentes y los operadores de los medios, que han dado a tantas personas la posibilidad de participar. A los enfermos y ancianos, con quienes los nuevos santos eran particularmente cercanos, llegue un especial saludo.
Y ahora nos dirigimos en oración a la Virgen María, que San Juan XXIII y San Juan Pablo II han amado como sus verdaderos hijos".