Antes de concluir la Audiencia General de este miércoles 18 de agosto, el Papa Francisco se dirigió a los ancianos y personas enfermas presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano para ofrecerles "el consuelo de la presencia materna de María".
"Queridos ancianos y queridos enfermos. Tenéis en la vejez y en el sufrimiento el consuelo de la presencia materna de María, signo de esperanza", fueron las palabras del Santo Padre.
El Papa Francisco se dirigió también a los jóvenes, a los que animó a poner siempre "en primer lugar la llamada de Cristo", y a los recién casados, a los que deseó que su amor "sea espejo del amor infinito y eterno de Dios".