Hay una gran necesidad de personas que recen y sepan enseñar a rezar", afirmó el Papa Francisco en una carta con ocasión del quinto centenario del nacimiento de San Felipe Neri, el "Apóstol de Roma", que se caracterizó por una "intensa y gozosa vida espiritual" y cuyas cualidades pueden servir "de ejemplo válido para los obispos, los sacerdotes, las personas consagradas y los fieles laicos".
El Papa envió la carta al P. Mario Alberto Avilés, Procurador General de la Congregación del Oratorio, fundada por San Felipe Neri (Florencia, 25 de julio 1515- Roma, 26 de mayo 1595). Gracias al apostolado del santo –afirmó Francisco-, el compromiso por la salvación de las almas ''volvió a ser una prioridad para la Iglesia y se comprendió de nuevo que los pastores tenían que estar con el pueblo para guiarlo y sostener su fe".
"Felipe Neri –señaló el Papa-, fue guía para muchos, anunciando el Evangelio y dispensando los sacramentos. En particular, se dedicó con gran pasión al ministerio de la Confesión, hasta la tarde del último día de su vida terrenal. Su preocupación era seguir constantemente el crecimiento espiritual de sus discípulos, acompañándolos en las asperezas de la vida y abriéndoles a la esperanza cristiana".