Sobre la dimensión espiritual de la amistad de Dios con el hombre, el Papa Francisco dijo que la actitud del Señor "está preñada de cariño paternal, por supuesto, pero también de amistad. No sé cómo podamos interpretar eso de que Dios a Moisés le hablaba cara a cara, como un amigo le habla a otro amigo. Es decir: ¡Dios amigo de Moisés! Esa capacidad de confiarle todo, sus planes, lo que iba a hacer…".
Tras hacer un repaso sobre el pasaje bíblico de Caín y Abel y cómo ese episodio es una muestra clara de la "cultura de la enemistad" en la que muchas veces está sumido el hombre, el Santo Padre explicó la importancia de la paciencia para que las personas sean buenas amigas.
"Es un misterio la paciencia de Dios, como también es necesaria la paciencia para forjar una buena amistad entre dos personas. Tiempo y paciencia. Como dicen los árabes: 'comer varios kilos de sal'. Mucho tiempo de hablar, estar juntos, conocerse y ahí se forja la amistad. Esa paciencia en la cual una amistad es real, sólida. Porque en ese tiempo pasan muchas cosas en la cual hay que responder como amigo, o como indiferente".
Figueroa cuestionó al Papa sobre la posibilidad de ser amigos de Jesús y cómo se puede vivir esa amistad: "Él lo dijo en la Cena: 'ya no los llamo siervos, sino amigos'. El siervo no sabe lo que va a hacer su señor, el amigo sí. O sea conoce los secretos".