"Para entenderla bien: cuando alguien está enfermo va al médico; cuando uno se siente pecador va al Señor. Pero en vez de ir al médico, va al curandero no sana. Muchas veces preferimos ir por caminos equivocados, buscando una justificación, una justicia, una paz que nos es donada como don del propio Señor si no vamos y lo buscamos a Él".
Francisco explicó que "Dios, dice el profeta Isaías, no le agrada la sangre de toros y de corderos sobre todo si la ofrenda es hecha con las manos manchadas por la sangre de los hermanos".
Sobre el dinero, volvió a decir que "yo pienso en algunos benefactores de la Iglesia que vienen con sus ofrendas –"Tome para la Iglesia esta ofrenda"– es fruto de la sangre de tanta gente explotada, maltratada, esclavizada con el trabajo mal pagado. Yo diré a esta gente: 'Por favor, llévate tu dinero, quémalo'.
Antes de concluir, el Santo Padre recordó a los refugiados "que desembarcan en Europa y no saben a dónde ir". "Entonces, dice el Señor, los pecados, incluso si fueran como la escarlata, se harán blancos como la nieve, y cándidos como la lana, y el pueblo podrá nutrirse de los bienes de la tierra y vivir en la paz".