Este lunes, durante la Misa matutina en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco invitó a los fieles a pedir a la viuda que donó sus dos únicas monedas al templo "que nos enseñe" a ser una Iglesia humilde y pobre, que da todo lo que tiene y no se guarda nada, para así ser fiel a Cristo y brillar con su luz.
El Papa señaló que en el episodio de la viuda –que da sus dos monedas–, y los ricos que arrojan gruesas monedas –haciendo ver que para ellos eran superfluas–, hay dos tendencias siempre presentes en la historia de la Iglesia. La Iglesia tentada por la vanidad y la "Iglesia pobre" que "no debe tener otras riquezas que su Esposo", como la humilde mujer del templo.
"Me gusta ver en esta figura a la Iglesia que es en cierto modo un poco viuda, porque espera a su Esposo que regresará… Pero tiene a su Esposo en la Eucaristía, en la Palabra de Dios, en los pobres, sí: pero espera que regrese, ¿no? Esta actitud de la Iglesia… Esta viuda no era importante, el nombre de esta viuda no aparecía en los diarios. Nadie la conocía. No tenía títulos… nada. Nada. No brillaba con luz propia. Es esto que me hace ver en esta mujer la figura de la Iglesia", afirmó.