El Papa Francisco explicó esta mañana que el pensamiento de la muerte no es algo que guste mucho pero que finalmente ilumina la existencia. Ante esta realidad, dijo, es importante recordar cuál es la mayor herencia que un hombre o una mujer puede dejar a sus hijos.
Reflexionando sobre la primera lectura de hoy en la que el Rey David le pide a su hijo Salomón observar la ley de Dios, el Santo Padre afirma de este modo, el soberano que está a punto de morir enseña que "la herencia más bella y más grande que un hombre o una mujer puede dejar a los hijos es la fe".
"En cada vida hay un fin" y este es "un pensamiento que no gusta tanto", que "siempre se encubre" pero que "es la realidad de todos los días". Pensar "en el último paso" es "una luz que ilumina la vida", "es una realidad que debemos tener siempre ante nosotros", explicó el Papa