El Papa también calificó la situación actual como un "desafío de civilización" a favor del bien común y a un cambio de perspectiva que sitúa esta misma dignidad en el centro de nuestra acción "que se expresa claramente en el 'rostro humano' de las emergencias climáticas".
Según destacó, "sigue habiendo una oportunidad, pero no debemos permitir que se cierre. Debemos aprovechar esta ocasión mediante acciones responsables en los ámbitos económico, tecnológico, social y educativo, sabiendo muy bien que nuestras acciones son interdependientes".
El Papa también recordó que "los jóvenes de hoy muestran una gran sensibilidad a los complejos problemas que surgen de esta 'emergencia'", pero también aseguró que "no debemos cargar a las próximas generaciones con los problemas causados por los anteriores" sino darles "la oportunidad de recordar a nuestra generación como aquella que renovó y actuó, con conciencia honesta, responsable y valiente, la necesidad fundamental de colaborar para preservar y cultivar nuestra casa común".
El Papa animó a ofrecer a la próxima generación "razones concretas para esperar y trabajar por un futuro bueno y digno" y manifestó su esperanza de que "este espíritu anime el trabajo de la COP25, a la cual deseo mucho éxito".