Por ello, Francisco reiteró que la comunicación vaticana "debe ser testimonio. Si quieren comunicar más o menos una verdad, sin la bondad ni la belleza, deténganse, no lo hagan. Si quieren comunicar una verdad más o menos, pero sin involucrarse, sin dar testimonio de esa verdad con su propia vida, con su propia carne, paren, no lo hagan".
Asimismo, el Papa alertó sobre "la tentación de la resignación", y explicó que "somos pocos, pero no pocos como los que se defienden porque somos pocos y el enemigo es mayor; pocos como la levadura, pocos como la sal: ¡ésta es la vocación cristiana! No debemos avergonzarnos de ser pocos; y no debemos pensar: 'No, la Iglesia del futuro será una Iglesia de los elegidos'. Caeremos de nuevo en la herejía de los esenios. Y así se pierde la autenticidad cristiana. Somos una Iglesia de unos pocos, pero como levadura. Jesús lo dijo. Como la sal. La resignación a la derrota cultural -permítanme llamarlo así- viene del mal espíritu, no de Dios", dijo.
"No tengan miedo. ¿Somos pocos? Sí, pero con el deseo de 'misionar', de mostrar a los demás quiénes somos. Con el testimonio. Una vez más repito esta frase de San Francisco a sus hermanos, cuando los envía a predicar: 'Prediquen el Evangelio, y si es necesario, también con palabras'. Es decir, con el testimonio en primer lugar".
Por último, el Santo Padre pidió pasar "de la cultura del adjetivo a la teología del sustantivo. Y ustedes deben comunicar de esta manera. ¿Cómo, conoces a esa persona? 'Ah, esa persona es así, así…': inmediatamente el adjetivo. Primero el adjetivo, quizás, luego, después, cómo es la persona… Esta cultura del adjetivo ha entrado en la Iglesia y nosotros, todos los hermanos, nos olvidamos de ser hermanos para decir que esto es 'tan' hermano, es decir, 'en el otro sentido' hermano: primero el adjetivo".