Pocas horas antes de que sea inaugurado el pesebre y el árbol de Navidad del Vaticano, situados como cada año en medio de la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco recibió en audiencia a una delegación de Malta y de la ciudad italiana de Trentino que han sido quienes los han donado.
El Pontífice subrayó que todos aquellos que visiten el pesebre "serán invitados a redescubrir el valor simbólico, que es un mensaje de fraternidad, de compartir, de acogida y de solidaridad".
"También los pesebres hechos en las iglesias, en las casas y en muchos otros lugares públicos son una invitación a hacer un lugar en nuestra vida y en la sociedad a Dios, escondido en el rostro de tantas personas que están en condiciones de malestar, de pobreza y de tribulación", añadió.