Después de la lectura del Evangelio pronunció su homilía en la que invitó a contemplar “los orígenes de la Iglesia con la Virgen María y el Apóstol Juan al pie de la Cruz”.
“Hermanos y hermanas, desde este Santuario de Ta’ Pinu podemos meditar juntos sobre el nuevo inicio que brota de la hora de Jesús. También en este lugar, antes del espléndido edificio que vemos hoy, había solo una pequeña capilla en estado de abandono. Se había dispuesto que fuera demolida; parecía el final. Pero una serie de acontecimientos cambiaron el curso de la historia, como si el Señor quisiera decir a este pueblo: «Ya no te llamarán ‘Abandonada’, ni a tu tierra, ‘Devastada’; a ti te llamarán ‘Mi delicia está en ella’, y a tu tierra, ‘Desposada’». Esa capillita se convirtió en el Santuario nacional, meta de peregrinos y fuente de vida nueva”, explicó el Pontífice.
El Papa Francisco recordó que en este lugar “también llegó como peregrino San Juan Pablo II, del que hoy recordamos el aniversario de su muerte. Un lugar que parecía perdido, ahora renueva, en el Pueblo de Dios, la fe y la esperanza”.
“Es necesario vigilar para que las prácticas religiosas no se reduzcan a la repetición de un repertorio del pasado, sino que expresen una fe viva, abierta, que difunda la alegría del Evangelio”, advirtió el Papa.