De este modo, "podemos experimentar la generosidad y la gratitud de Dios. Nos lo recuerda Jesús, que os acoge a vosotros, y me acoge a mí: 'Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, […]. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños […] no perderá su recompensa'".
"La generosa gratitud de Dios Padre tiene en cuenta hasta el más pequeño gesto de amor y servicio a nuestros hermanos y hermanas. También en estos días he escuchado a un sacerdote que estaba conmovido porque en la parroquia se le había acercado un niño que le dijo: 'Padre, estos son mis ahorros, poca cosa, son para sus pobres, para aquellos que tienen muchas necesidades por la pandemia'. Una cosa pequeña, pero grande.
"Es una gratitud contagiosa que nos ayuda a cada uno de nosotros a mostrar gratitud hacia aquellos que se preocupan por nuestras necesidades".
Por ello, invitó a que "cuando alguien nos ofrece un servicio, no debemos pensar que todo se debe a nosotros. No. Muchos servicios se hacen con gratuidad. Pensemos en el voluntariado, que es una de las cosas más grandes que tiene la sociedad italiana: los voluntarios. Y muchos de ellos han dejado la vida en esta pandemia. Se hace por amor. Simplemente por servicio".