Papa Francisco: Dios no se queda jamás en las apariencias, llega al corazón del hombre

Papa Francisco: Dios no se queda jamás en las apariencias, llega al corazón del hombre
El Papa en la Misa en la Casa Santa Marta. Foto: L'Osservatore Romano

En la Misa que se celebró hoy en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó que Dios ve más allá de las apariencias y que "no existe santo sin pasado ni pecador sin futuro".

El Papa comentó la primera lectura de la liturgia del día que narra la elección de David por parte del profeta Samuel. Una elección lejos de los criterios del hombre porque "el Señor ve el corazón", dijo.

"He estado leyendo esta vida (la de David) de un niño, un niño no, era un joven, de un joven a un anciano, que ha hecho muchas cosas buenas y otras no tan buenas, y pienso que en el camino cristiano, en el camino que el Señor nos ha enviado a hacer, me viene pensar que no hay santo sin pasado, ni pecador sin futuro".

El Pontífice explicó en la homilía que "muchas veces somos esclavos de las apariencias, esclavos de las cosas que 'parecen' y nos dejamos llevar por estas cosas: 'Pero esto parece…' Pero el Señor sabe la verdad".

"Y así es esta historia (la de David). Pasan los siete hijos de Jesé y el Señor no elige a ninguno, los deja pasar. Samuel se encuentra un poco en dificultad y dice al padre: '¿Ni siquiera él, Señor, ha elegido?'. '¿Están aquí todos los jóvenes, los siete?', indicó. 'Pero, sí, hay uno más, el pequeño, que no cuenta, que ahora estás pastoreando el rebaño'. A los ojos de los hombres este jovencito no contaba", expresó el Papa.

Entonces, el Señor lo elige y ordena a Samuel que lo unja. Así, el Espíritu del Señor "irrumpe en David". Desde ese día en adelante, "toda la vida de David fue la vida de un hombre ungido por el Señor, elegido por el Señor".

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"Entonces, ¿el Señor lo hizo Santo?", se preguntó Francisco. "El Rey David es el Santo Rey David, esto es verdad, pero Santo después de una larga vida", con muchos pecados.

"Santo y pecador. Un hombre que ha sabido unir el Reino, ha sabido guiar al pueblo de Israel. Pero tenía sus tentaciones… tenía sus pecados: fue también un asesino", recordó.

"¿Pero el Santo Rey David asesinó?". "Cuando Dios envió al profeta Natán –continuó– para hacerle ver esta realidad, porque él no estaba de acuerdo en la barbarie que había ordenado, reconoció que 'he pecado' y pidió perdón".

El Santo Padre continuó hablando de la historia y apuntó que David "sufrió en su propia carne la traición del hijo, pero nunca usó a Dios para vencer una causa propia".

David también fue magnánimo porque pudo asesinar a Saúl, "pero no lo hizo". "A mí –confió el Papa– me conmueve la vida de este hombre".

"Todos nosotros hemos sido elegidos por el Señor a través del Bautismo, para estar en su Pueblo, para ser Santos: hemos sido consagrados por el Señor, en este camino de la santidad", concluyó. 

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Primera lectura del día:

I Samuel 16:1-13

1 Dijo Yahveh a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar llorando por Saúl, después que yo le he rechazado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí.»
2 Samuel replicó: «¿Cómo voy a ir? Se enterará Saúl y me matará.» Respondió Yahveh: «Lleva contigo una becerra y di: "He venido a sacrificar a Yahveh."
3 Invitarás a Jesé al sacrificio y yo te indicaré lo que tienes que hacer, y me ungirás a aquel que yo te diga.»
4 Hizo Samuel lo que Yahveh le había ordenado y se fue a Belén. Salieron temblando a su encuentro los ancianos de la ciudad y le preguntaron: «¿Es de paz tu venida, vidente?»
5 Samuel respondió: «Sí; he venido a sacrificar a Yahveh. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.» Purificó a Jesé y a sus hijos y les invitó al sacrificio.
6 Cuando ellos se presentaron vio a Eliab y se dijo: «Sin duda está ante Yahveh su ungido.»
7 Pero Yahveh dijo a Samuel: «No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero Yahveh mira el corazón.»
8 Llamó Jesé a Abinadab y le hizo pasar ante Samuel, que dijo: «Tampoco a éste ha elegido Yahveh.»
9 Jesé hizo pasar a Sammá, pero Samuel dijo: «Tampoco a éste ha elegido Yahveh.»
10 Hizo pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo: «A ninguno de éstos ha elegido Yahveh.»
11 Preguntó, pues, Samuel a Jesé: «¿No quedan ya más muchachos?» El respondió: «Todavía falta el más pequeño, que está guardando el rebaño.» Dijo entonces Samuel a Jesé: «Manda que lo traigan, porque no comeremos hasta que haya venido.»
12 Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa presencia. Dijo Yahveh: «Levántate y úngelo, porque éste es.»
13 Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus hermanos. Y a partir de entonces, vino sobre David el espíritu de Yahveh. Samuel se levantó y se fue a Ramá.

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