16 de junio de 2014 / 09:46 AM
Durante la Misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco criticó a los corruptos políticos, económicos y eclesiásticos que usan su poder para beneficio propio y terminan perjudicando a los pobres que se quedan sin hospitales, sin educación, sin catequesis y sin pastoral.
Durante la homilía, Francisco recordó la historia de Nabot, propietario de un viñedo por generaciones, a quien el rey Acab le pide que se lo venda con la intención "de ensanchar un poco su jardín". Nabot se niega a venderlo por ser "la herencia de sus padres".
El Rey –indicó-, tomó mal el rechazo, por lo que su esposa Jezabel usa testigos falsos para llevar a la corte a Nabot, que termina condenado y apedreado hasta la muerte. Al final, entrega la viña deseada a su marido, quien la recibe "tranquilo, como si nada hubiera pasado". El Papa denunció que "esta historia se repite continuamente entre los que tienen poder material o poder político o poder espiritual".