El Papa Francisco retomó hoy la celebración de la Misa matutina en la Casa Santa Marta, en la cual explicó a los fieles que lo más importante no es que Jesús cure o enseñe, sino que salve a las personas; asimismo recordó que todos los días Cristo intercede y reza por sus discípulos. "Cuando nosotros, por una cosa o por otra, estamos un poco deprimidos, recordamos que es Él quien reza por nosotros", afirmó.
El Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio del día, que refiere que la gente iba a ver a Jesús procedente de todas las regiones. El Pontífice observó que el pueblo de Dios ve una esperanza en el Señor, porque su modo de actuar, de enseñar, les toca el corazón, llega al corazón, "porque tiene la fuerza de la Palabra de Dios".
"El pueblo siente esto y ve que en Jesús se cumplen las promesas, que en Jesús hay una esperanza. El pueblo estaba un poco aburrido por el modo de enseñar la fe, de los doctores de la ley de aquel tiempo, que cargaban sobre los hombros tantos mandamientos, tantos preceptos, y que no llegaban al corazón de la gente. Y cuando ve a Jesús y siente a Jesús, las propuestas de Jesús, las bienaventuranzas… siente dentro algo que se mueve – ¡es el Espíritu Santo que despierta eso! – y el pueblo va a ver a Jesús".