La misa que celebrará el Papa Francisco el próximo lunes en el Cenáculo, en Jerusalén, será la segunda misa oficial que se celebra en este lugar en 500 años, después de la que ofició Juan Pablo II en el año 2000, según ha explicado el vicario de la Orden Custodia de Tierra Santa, el padre franciscano Artemio Vitores.
En referencia a la polémica surgida en torno al Cenáculo -donde tuvo lugar la Última Cena--, Vitores ha indicado que la idea en estos momentos es que se devuelva a la Iglesia el uso del mismo todos los días en unas horas determinadas para celebrar la Eucaristía, algo que, según ha precisado, ya se está hablando. De esta forma, a su juicio, no se perturbaría a los judíos que quisieran acudir a la Tumba del Rey David, que se encuentra ubicada allí mismo.
En esta línea, ha señalado que lo que podría "molestar" es "que un pequeño grupo de radicales condicionen toda la vida del mundo católico". "El Gobierno no puede permitir que cuatro personas condicionen la vida de siete millones", ha aseverado durante una rueda de prensa organizada por Fuente Latina y el Club de Prensa de Jerusalén.