Terminada la misa celebrada por la clausura del Sínodo de los Obispos y del Año de la Eucaristía, así como la proclamación de cinco santos, el Papa Benedicto XVI rezó el ángelus dominical con los miles de fieles venidos desde los cinco continentes exhortándolos a avanzar por el camino de la perfección evangélica sostenidos por el Señor.
Refiriéndose a la canonización el Papa manifestó “el gozo de proclamar cinco nuevos santos que gusto de indicar cuales frutos ejemplares de la comunión de vida con Cristo”.
“Cada uno de estos discípulos de Jesús –dijo– ha sido interiormente formado por su divina presencia acogida, celebrada y adorada en la Eucaristía. Cada uno de ellos, además, ha nutrido una tierna y filial devoción hacia María, la Madre de Cristo”.