En sus palabras previas al rezo del Ángelus, ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI subrayó la “unidad inseparable entre fe y caridad”, así como entre “el amor a Dios y el amor al prójimo”, sobre la que reflexionó el domingo pasado.

Meditando sobre los episodios narrados en la Liturgia de la Palabra, el Santo Padre destacó que este domingo “nos presenta como modelos de fe las figuras de dos viudas”, una en el Primer libro de los Reyes y la otra en el Evangelio de Marcos.

“Ambas mujeres son muy pobres, y justo en esta condición demuestran una gran fe en Dios”, señaló.

Benedicto XVI indicó que en la primera narración, el profeta Elías, “durante un tiempo de carestía, recibe del Señor la orden de acudir a las proximidades de Sidón, fuera de Israel, en territorio pagano. Ahí encuentra a esta viuda y le pide agua de beber y un poco de pan”.

“La mujer le responde que solamente le queda solo un puñado de harina y un poco de aceite, pero, porque el profeta insiste y le promete, que, si lo escuchará, harina y aceite no faltarán, satisface su petición y es recompensada”.

La segunda viuda, señaló el Papa, “es notada por Jesús en el templo de Jerusalén, precisamente ante el arca, donde la gente colocaba sus ofrendas”.

“Jesús vio que esta mujer colocaba en el arca dos moneditas; entonces llamó a sus discípulos y explicó que su óbolo es mayor del de los ricos, porque, mientras ellos dan lo que les sobra, la viuda ofreció ‘todo cuanto tenia para vivir’”.

“De estos dos episodios bíblicos, sabiamente presentados, se puede recabar una preciosa enseñanza sobre la fe”, indicó el Santo Padre, pues “ésta aparece como la actitud interior de quien funda la propia vida sobre Dios, sobre su Palabra, y confía totalmente en Él”.

El Santo Padre señaló que la condición de la viuda “en la antigüedad, constituía de por sí una condición de grave necesidad. Por esto, en la Biblia, las viudas y los huérfanos son personas de las cuales Dios cuida en modo especial: han perdido el apoyo terreno, pero Dios permanece su Esposo. Su Padre”.

“Pero la Escritura dice que la condición objetiva de necesidad, en este caso el hecho de ser viuda, no es suficiente: Dios pide siempre nuestra libre adhesión de fe, que se expresa en el amor por Él y por el prójimo. Ninguno es tan pobre que no pueda donar alguna cosa”.

El Papa señaló que efectivamente “ambas viudas demuestran su fe realizando un gesto de caridad: una hacia el profeta y la otra ofreciendo limosna”.

“La Virgen María es ejemplo perfecto de quien se ofrece todo entero confiando en Dios; con esta fe ella dijo al Ángel ‘Aquí estoy’ y acogió la voluntad del Señor. Que María ayude también a cada uno de nosotros, en este Año de la fe, para reforzar la confianza en Dios y en su Palabra”, concluyó.