Todos los miércoles por las noches, jóvenes del Movimiento de Vida Cristiana en Chile salen a las calles a entregar pan, café y esperanza, a través del proyecto solidario "Pan para mi hermano", una iniciativa que surge de la necesidad de atender a las muchas personas sin hogar, buscando que redescubran su dignidad de hijos de Dios.

"Pan para mi hermano" es una obra de ayuda social que busca promover la cultura de la solidaridad ayudando a las personas más necesitadas material y espiritualmente, y recordándoles que no están solos ni abandonados, sino que son amados por Dios que vela por cada uno de ellos.

ACI Prensa recogió el testimonio de los jóvenes responsables del proyecto, quienes cuentan con entusiasmo lo que ha significado para ellos el entregarse a los demás.

Javier Cortés, de 33 años, encargado del proyectoen Chile, explicó que el proyecto surgió "en una noche de Navidad".

"Ssalimos con un grupo de jóvenes a entregar dulces, pan de pascua y café a personas que viven en las calles. A partir de esa experiencia tan enriquecedora, nació la inquietud de replicar esta experiencia, con un grupo de jóvenes del Movimiento de Vida Cristiana, todos los días miércoles del año", indicó.

"Este proyecto, a diferencia quizá de muchos otros que hay en Chile, además de ir y darles alimento a las personas, lo que buscamos es darle un acompañamiento espiritual. La mayor ayuda que le podemos dar a esta persona es nuestra compañía y generar un vínculo de amistad", explicó Javier.

"Pan Para mi hermano" cuenta con decenas de voluntarios, quienes visitan todas las semanas las calles del barrio de Independencia, en Santiago. Cada uno de ellos apadrina a una persona en situación de indigencia, comprometiéndose a visitarlo y acompañarlo durante todo el año.

"Este voluntariado ha sido como una escuela de amor en todo sentido. Aprender a amar a los señores de la calle, más allá de las condiciones y conductas que tienen hoy, incluso si ellos no me aman de vuelta", dijo María José Baeza, estudiante de enfermería y encargada del proyecto, junto a Javier Cortés.

Uno de los beneficiados con la ayuda de los voluntarios es Juan Sandoval, quien vive en la calle desde hace más de doce años. "Yo ya estaba perdiendo la fe en Dios, me alejé de la Iglesia después de la muerte de mi hermano.  Cuando uno pierde la fe, pierde todo", afirmó.

"Pan para mi Hermano" fue creado en Lima y también sirve en Ecuador y Costa Rica.