"La Iglesia me educó, yo llevó en mí los genes de (los arzobispos de Santiago de Cuba) Pedro Meurice, de [Enrique] Pérez Serantes, entonces decir que la Iglesia me dejó solo, no, la Iglesia estaba conmigo. La Iglesia era yo. Y lo mejor de la Iglesia se hace presente cuando un cristiano, sacerdote u obispo es capaz de solidarizarse con el dolor de un pueblo y no dejar pasar la oportunidad de defender al que está caído", señaló.
En ese sentido, ante la pregunta de si la Iglesia local "debe jugar un papel más activo en la sociedad civil en Cuba", el sacerdote señaló que "por supuesto, esa es la misión de la Iglesia, no es la única". "La gente lucha, sufre, peca, necesita de la ayuda de los demás; y la Iglesia es, en la medida que sirve al ser humano de carne y hueso. El Papa Francisco lo tiene muy claro, y ha sido muy audaz al tomar este paso (de motivar el acercamiento con Estados Unidos), a pesar de que lo puedan criticar".
"Yo estoy de acuerdo en que esto es lo que hay que hacer. La Iglesia Católica lo ha intentado hacer de muchas maneras y lo sigue intentando. A veces fuera de Cuba, en el caso concreto de la comunidad cubana del exilio, que no saben todo lo que hace la Iglesia, se ha juzgado con dureza y con injusticia a la Iglesia cubana; pero creo que la Iglesia necesita ser más audaz".
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