En declaraciones al finalizar su sesión plenaria, la Conferencia Episcopal Filipina (CEF) afirmó no estar a favor de que en estos momentos se abra un proceso de destitución contra la Presidenta del país, Gloria Macapagal Arroyo, por presunto fraude en las elecciones presidenciales de 2004.
A través de la declaración leída por el Arzobispo de Jaro y Presidente de la CEF, Mons. Angel Lagdameo, los obispos filipinos advirtieron que sin dejar de respetar "la posición de individuos o grupos que desean seguir utilizando el proceso de destitución para llegar a la verdad" es necesario tomar en cuenta que "a menos que todas las partes participantes, a favor o en contra, actúen guiadas por la verdadera preocupación por el bien común”, el proceso solo sería una vez más un ejercicio improductivo, cuyo fruto será consternar “a todos los ciudadanos, ahondando su percepción negativa de los políticos de izquierda, derecha y centro".
En vistas a las próximas elecciones, los obispos filipinos se declararon a favor de una reforma profunda.