La Conferencia Episcopal India condenó los recientes episodios de violencia que afectaron a las comunidades de fieles musulmanes e hindúes, y recordó a las autoridades que “la armonía interreligiosa es un bien supremo, que debe ser defendido y tutelado a todos los niveles”.
Los obispos de la India condenaron las violentas acciones en Vadodara y Gujurat, en las que murieron seis personas tras enfrentamientos de la policía con extremistas hindúes y musulmanes. La tensión explotó luego que las autoridades locales de Gujurat decidieran la demolición del mausoleo (draga) de un maestro espiritual musulmán de corriente sufi en Vadodara, hecho alimentado por ataques de integristas hindúes contra los musulmanes; lo que ha llevado a la implantación del toque de queda.
Otro brote de violencia se ha registrado en el Casimir indio, donde al menos 35 fieles hindúes han muerto en dos ataques realizados por militares islámicos separatistas, en vísperas del encuentro entre los líderes de Casimir con el Primer Ministro Indio Mammohan Singh. Los ataques son los más violentos registrados desde 2003 cuando India y Pakistán proclamaron una tregua en el área.