Obispos de Paraguay condenan ataque terrorista que dejó dos policías muertos

La Conferencia Episcopal de Paraguay (CEP) expresó hoy su firme condena al ataque terrorista en la localidad de Horqueta, producto de lo cual fallecieron dos miembros de la Policía Nacional.

Los prelados rechazaron así el ataque del grupo terrorista Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) que esta madrugada atacó con granadas una unidad policial matando a dos oficiales en el pueblo Capitán Giménez, departamento de Concepción, 440 kilómetros al norte de la capital Asunción.

Este es el segundo ataque en la zona de Horqueta en menos de una semana, luego que el domingo se registrara un hecho similar en el que no hubo bajas.

En declaraciones a la prensa el ministro del Interior Carlos Filizzola afirmó que el EPP "está arraigado hace más de diez años en el departamento de Concepción y tenemos información de que está reclutando a más personas".

Los Obispos, señala la nota de este 22 de septiembre de la Oficina de Prensa de la CEP, manifestaron también su cercanía y solidaridad para con los familiares de las personas fallecidas en el ataque.

Los Prelados recordaron que "la violencia es inadmisible desde todo punto de vista. Nada justifica atentar contra la vida de las personas".

Para la CEP, "lo ocurrido en Horqueta deja en evidencia, una vez más, la precariedad en la que la Policía Nacional debe cumplir con su función y misión constitucional de resguardar la seguridad pública. Esa precariedad se traduce en falta de infraestructura, de equipamiento y de entrenamiento adecuado para enfrentar a grupos criminales organizados".

Seguidamente denuncian que "la acción violenta de grupos criminales, entre ellos el EPP, en la zona norte del país no es nueva. Sin embargo, las medidas institucionales adoptadas para reducir sus consecuencias no han sido suficientes ni adecuadas, motivo por el cual hoy estamos lamentando la pérdida de vidas humanas".

Finalmente los Obispos piden a la ciudadanía a "reforzar la vivencia de los valores –sobre todo el respeto a la santidad de la vida humana– de la familia, de la buena vecindad, de la solidaridad, del cuidado mutuo, lo que permitirá fortalecer el tejido social y moral de la sociedad como el mejor resguardo para la seguridad de todos".