En una reciente declaración, los obispos católicos de Estados Unidos (USCCB) afirmaron que los jóvenes indocumentados traídos a Estados Unidos por sus padres contribuyen a la sociedad estadounidense y merecen protecciones continuas por parte del Gobierno de Trump, por ello no debería ser deportados.
"Estos jóvenes entraron a Estados Unidos como niños y conocen este país como su único hogar. La dignidad de cada ser humano, particularmente la de nuestros hijos y jóvenes, debe ser protegida", indica en un comunicado del 18 de julio el Presidente del Comité de Inmigración de la USCCB, Mons. Joe S. Vásquez.
El programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés) fue implementada en 2012 por el Departamento de Seguridad Nacional para abordar la situación de los inmigrantes indocumentados traídos a los Estados Unidos a edad temprana.