En una carta dirigida a los miembros del Parlamento, la Conferencia Episcopal de Canadá solicitó a los legisladores no aprobar el proyecto de ley que permitiría la eutanasia y el suicidio asistido en el país, y solicitó a los católicos a oponerse al mismo defendiendo la vida hasta la muerte natural.
En el texto los obispos advierten que "quienes desean reabrir este debate sin duda están motivados por el sufrimiento de otros. Un desafortunada incomprensión de la compasión los ha llevado a sugerir que se les aplique la eutanasia a los más vulnerables en vez de darles cuidados adecuados, control efectivo del dolor, así como apoyo social, emocional y espiritual hasta su muerte natural".
Además, explican, "algunos de los términos propuestos para el debate son errados o poco claros" y "solo pueden generar un debate confuso e inútil y hace además complicado encontrar un terreno común para evaluar los riesgos y el impacto de las propuestas de esta nueva legislación".