Obispo responde a Duterte por qué Filipinas debe celebrar 500 años de catolicismo

Obispo responde a Duterte por qué Filipinas debe celebrar 500 años de catolicismo
Rodrigo Duterte. Crédito: Flickr Republic of Korea (CC BY-SA 2.0)

Las Filipinas celebrarán 500 años de la llegada de la fe católica en el 2021, un hito importante en el país con más católicos del continente asiático, y el tercero en el mundo después de Brasil y México.

A través del artículo "¿Por qué celebrar 500 años de cristianismo en Filipinas? ¿No era el cristianismo una mera herramienta para el dominio colonial?", el Obispo de Kalookan (Filipinas), y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP), Mons. Pablo Virgilio Siongco David, respondió al presidente filipino Rodrigo Duterte con respecto a sus críticas por la llegada de la fe católica al país.

El Prelado señaló que "la misma fe cristiana que los conquistadores intentaron usar para lograr sus propósitos coloniales en nuestro país también inspiró a nuestros revolucionarios alrededor de tres siglos y medio después a soñar con la libertad y la democracia".

Durante un discurso en Naga del pasado 6 de septiembre, Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, dijo que no tiene interés en participar de las celebraciones por el 500 aniversario y que no conmemorará la "subyugación" del país a manos de los colonizadores españoles.

"¿Por qué celebraría la llegada de los españoles aquí? ¿Por qué lo haría? Vinieron a este país como imperialistas. No éramos españoles y nos subyugaron durante 300 años. Eso es doloroso para mí", comentó.

El Obispo de Kalookan afirmó que es la fe cristiana la que "los motivó a defender la dignidad humana básica de los indios y a desear poner fin a la tiranía y al gobierno colonial".

En ese sentido, destacó que es la fe cristiana lo que celebrarán en 2021, la cual fue acogida por los nativos como "un don", aunque haya venido de personas que no estaban necesariamente motivadas por la más pura de las intenciones. "Dios puede escribir derecho incluso a través de las líneas más torcidas'", aseveró el Prelado.

En otro momento, Mons. David recordó que los misioneros españoles les enseñaron a los nativos a cantar la Pasión durante Semana Santa.

"Desconocido por las autoridades, la misma Pasión que se refería al Mesías sufriente que ofrecía su vida por la redención de la humanidad había inspirado a nuestros héroes a ofrecer sus vidas por la redención de nuestro país, a costa de su propia sangre, sudor y lágrimas", manifestó.

De esta manera, Mons. David señaló que sus antepasados supieron cómo distinguir lo bueno de lo malo de aquello que los españoles trajeron consigo cuando llegaron a las Filipinas, así como también a los misioneros que no se aliaron con la política colonial de la conquista, y que defendieron los derechos de los nativos frente a los abusos.

"El mero hecho de que eventualmente repudiamos el gobierno colonial pero continuamos abrazando la fe cristiana incluso después de que ganamos la revolución solo podía significar que los nativos no equiparaban el cristianismo con el colonialismo", enfatizó.

Asimismo, aseveró que "la fe que habían abrazado ya no les era ajena", la cual logró "echar raíces en el terreno fértil de nuestra espiritualidad innata como pueblo".

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De este modo, reflexionó que la misma fe cristiana que los conquistadores intentaron usar para conseguir sus finalidades fue la que inspiró a sus revolucionarios a "soñar con la libertad y la democracia".

También recordó que durante el tiempo de la transición surgió una división "entre los que estaban del lado de la política colonial y los que se atrevieron a estar del lado de la política revolucionaria", y que la división "no siempre es negativa" como lo dice San Pablo en la Carta a los Corintios.

"Como San Pablo en 1 Corintios 11:19, a veces 'tiene que haber divisiones... para que los que están aprobados entre nosotros puedan ser conocidos'. O piense en lo que dijo Jesús cuando habló como un profeta enojado. 'He venido a encender un fuego en la tierra; como desearía que ya estuviera en llamas. ¿Crees que he venido a traer paz a la tierra? No, no paz sino división...'", expresó.

En esta línea, explicó que precisamente estas son palabras desagradables que no nos gusta escuchar "cuando hacemos de la unidad un valor absoluto".

"La gente olvida que la unidad a veces también puede ser negativa, cuando se trata de unirse alrededor de un propósito impío. No es de extrañar que Dios sembró la división en los constructores de la torre de Babel, para poder luego reunirlos genuinamente en el Espíritu a través de Pentecostés", dijo.

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