"No hay Irak sin cristianos", precisó el Arzobispo de Kirkuk, Mons. Louis Sako, durante una cena ofrecida a 150 representantes musulmanes con ocasión del fin del Ramadán.
El Prelado iraquí manifestó que "esta invitación es expresión de tolerancia, armonía y coexistencia. Somos todos hermanos, hijos del mismo Dios. No debemos vivir como Caín y Abel, debemos respetarnos y cooperar por el bien del pueblo y de nuestro país".
"El mundo necesita a los cristianos y a los musulmanes. El conflicto y el aislamiento de alguno de éstos es una pérdida para la humanidad entera", prosiguió el Arzobispo quien también indicó que "no se puede vivir sin reconciliación y colaboración, sobre todo sin un diálogo sincero".