Obispo explica cómo debe ser el turismo en tiempos de pandemia

El Obispo de Orihuela-Alicante (España), Mons. Jesús Murgui Soriano, explica en una reciente carta cómo cree que debe ser el turismo en tiempos de pandemia de coronavirus.

En su carta titulada "Turismo en tiempo de pandemia" publicada el 13 de junio, el Prelado expresa su solidaridad para quienes sufren a causa del coronavirus y afirma que el turismo en el verano europeo en la provincia de Alicante también se ve afectado por lo que urge "por tanto, su reactivación, en cuanto sea posible sanitariamente".

El Obispo resaltó que "el turismo es un bien universal, por los valores y efectos saludables que comporta; es por ello, un derecho inalienable de todo ser humano.

Una cualidad importante del desarrollo turístico es su capacidad de crear trabajo y de generar riqueza".

"En España, y concretamente en nuestra provincia, el turismo es uno de los impulsores esenciales de la economía y para muchos compatriotas esta actividad es imprescindible para el sustento familiar", continuó.

El Prelado comentó luego que el turismo ayuda a generar el relax necesario también para hacer frente a los problemas de salud mental que podría haber generado el coronavirus y el confinamiento, además de otros beneficios.

"Destacan también como beneficios la convocatoria, la reunificación, y la conformación social del turismo. Atrae y vincula razas, culturas, creencias, países, personas de distinta procedencia e idiosincrasia, facilita los encuentros de alejados y posibilita la comunicación directa y personal", dijo.

"Poder disfrutar de vacaciones otra vez juntos, ayudará a restablecer la normalidad.

En definitiva, son tantos los beneficios derivados del turismo, que reivindicamos su pronto y pleno restablecimiento", aseguró el Obispo de Orihuela-Alicante.

El Obispo precisó asimismo que en este proceso "ante todo se tenga en cuenta la situación sanitaria en la que nos encontramos: la epidemia aún no ha sido totalmente erradicada. Se nos advierte del peligro de posibles contagios y de nuevos rebrotes. En este sentido es imprescindible ser cautelosos".

"Es verdad que el discernimiento y las cautelas a adoptar no son siempre fáciles, ni están exentas de posibles errores, por eso se hace más acuciante el diálogo y la cooperación leal entre las partes afectadas", resaltó.

Mons. Murgui dijo que "también es necesaria la implicación individual de cada viajero, y de todo el personal de servicio en el cumplimiento de las normas preventivas que se establezcan, a fin de lograr todos la máxima protección".

El Obispo se refirió luego al llamado "turismo basura" y rechazó "sus excesos y chabacanerías, la diversión desenfrenada, la especulación y destrucción del hábitat, la conculcación de sus derechos a los trabajadores o un turismo mundano que prescinda de la transcendencia, etc.", ya que "no son un buen proyecto de desarrollo turístico, aunque de ello se obtengan grandes beneficios".

En contraposición, explicó el Prelado, "un buen diseño turístico también debe incluir la dimensión espiritual. Un maravilloso ejemplo lo tenemos en el evangelio cuando Jesús invita a sus discípulos a apartarse del trabajo para retirarse con Él a un lugar solitario a descansar (Mc. 6,30)".

"Si el turismo no es solo de ajetreo, diversión y disipación; si logramos estar en vacaciones con nosotros mismos junto al Señor, seguro que se encenderá el pábilo, tal vez vacilante, de nuestra vida interior, como les sucedió a los apóstoles', indicó.

Finalmente, el Prelado español hizo votos para que "nuestra Madre la Virgen María nos ayude. Que nos mantenga en la esperanza y auxilie a sus hijos. A Ella os encomiendo y os doy mi bendición".