Obispo envía carta a delincuentes: "Un día tendrán que presentarse ante Dios"

El Obispo de la diócesis de Ciudad Juárez (México), Mons. Renato Ascencio, pidió a través de una carta pastoral a los responsables de la ola de secuestros y asesinatos en esta convulsionada región fronteriza, que se arrepientan y reparen los males que han causado.

Dirigiéndose a quienes "han venido a quitar la paz y la tranquilidad en la sociedad", el Prelado señaló que "estamos viviendo tiempos difíciles marcados por muchos acontecimientos oscuros como lo son los asesinatos de mujeres desde hace varios años, el narcotráfico, la ola de violencia generalizada que se caracteriza por ejecuciones a plena luz del día y hasta en lugares públicos, secuestros, asaltos y, últimamente ataques masivos que nos están hablando de un verdadero terrorismo en donde muere cada vez más gente inocente".

"Estos tiempos –agregó Mons. Ascencio– nos ofrecen un panorama oscuro que pueden desalentar a cualquier persona. Muchos, además de ser víctimas de esta situación, padecen también un cierto miedo en afrontar la vida, su presente y su futuro".

Al respecto, el Obispo invita a los fieles a "recordar las palabras de Jesús a sus apóstoles antes de ascender al cielo: ‘sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo’".

"Jesús no nos abandona en medio del peligro, en medio de la tempestad y de la oscuridad. Él ha dado su propia vida para que nosotros la tengamos en abundancia. Por eso, aunque todo a nuestro alrededor parece tinieblas, Dios anima nuestra esperanza hacia un mundo mejor", agrega la carta pastoral.

Mons. Ascencio dirige un llamado específico a los criminales responsables de la ola de violencia invitándoles a "la conversión, el cambio de vida y la reparación del daño hecho: no olviden que un día tendrán que presentarse ante Dios".

Finalmente a "todos los hombres de buena voluntad", el Obispo los exhorta a "no perder la esperanza". "Es verdad que esta etapa es muy difícil pero la vamos a superar con la ayuda y el poder de Dios. En el rostro de Cristo resucitado podemos ver ya cual es nuestro futuro porque su victoria sobre el pecado y la muerte es ya nuestra victoria. ¡Vamos a salir adelante!", concluye.