En una entrevista publicada por el diario ForumLibertas, el Obispo de Cartagena, Mons. Manuel Ureña, denunció la emergencia e imposición con “guante blanco” del fundamentalismo secularista en Occidente así como la presencia del fundamentalismo de contenido religioso como el Islam.

Cuestionado sobre “las corrientes laicistas inspiradas en el modelo francés, ésas que pretenden excluir el hecho religioso”, Mons. Ureña explicó que son “sencillamente un intento de no dejar que nos expresemos”.

“Yo he hablado algunas veces de lo que podríamos llamar un fundamentalismo religioso y secularista. Hoy estamos asistiendo en Occidente a la emergencia de un fundamentalismo secularista. Ya sabemos que el fundamentalismo consiste en erigir una verdad en absoluto. Se trata de erigir en instancia absoluta una convicción, bien sea individual o bien sea compartida por una colectividad, y entonces imponerla”, declaró.

El obispo de origen valenciano explicó que esta imposición puede “hacerse de forma brutal, como ocurrió en determinadas épocas, o inculcándola y metiéndola recurriendo a medios más civilizados, de guante blanco, pero con mecanismos igualmente perversos, aunque disimulados, que persiguen que esa convicción cale en las conciencias de todos”.

“En el fondo, todo es fundamentalismo, porque siempre se impone algo. Y su contenido puede ser religioso, hecho que se observa en algún monoteísmo, como el Islam”, señaló.

Tras aclarar que no se debe identificar Islam con fundamentalismo, el Prelado de 59 años precisó que, sin embargo, “es muy difícil no culpar o exculpar al Corán de ese fundamentalismo”.

A pesar de ello, Mons. Ureña declaró que el que más le preocupaba era el secularista, “que no respeta la democracia de ninguna manera, porque intenta reconducir a la sociedad e inducir en ella un estereotipo secularista”.

Según el Obispo, “ello se manifiesta, por ejemplo, en actitudes de perdonar la vida a la Iglesia e intentar engendrar a los cristianos, a través de leyes, propaganda, medios de comunicación u otros instrumentos, la conciencia de que tienen una cosmovisión anacrónica, de que sobran y de que, por tanto, deben ir arrinconándose. En ese sentido, tanto en España como en todo Occidente, la Iglesia Católica está sometida a la presión de un fundamentalismo secularista”.

Mons. Ureña, nombrado Obispo de Ibiza en 1988 y, posteriormente, de Alcalá de Henares en 1991 hasta su traslado a la diócesis de Cartagena en 1998, puso como ejemplo de ello la no inclusión de la referencia a las raíces cristianas del continente europeo en el Preámbulo del Tratado Constitucional.

“La Europa occidental ha nacido de una matriz totalmente cristiana. Las herencias griega y romana, como factor gestante, pesan menos en la génesis de Occidente que la cristiana. Y sin embargo, hay una posición que destila algo así como vergüenza a la hora de presentar al cristianismo como factor generador de Occidente”, sostuvo.

Democracia sin valores

Al referirse a los últimos 25 años de vida de la Iglesia en España, Mons. Ureña criticó que la sociedad, a pesar de presentarse con la insignia de respetar la dignidad humana contra los absolutismos, se encuentra “desfondada, sin valores objetivos y con la pretensión de que la democracia, como pasa en todo Occidente, como nos encontramos en una sociedad a la cual se le ha ofuscado la verdad, a veces intenta colar decisiones de una asamblea dándoles un carácter moral que no tienen en sí mismas”.

“La tentación de las democracias occidentales”, explicó, “es nadar en el vacío, perder el horizonte de la verdad y, en consecuencia, pretender que aquellas decisiones y opciones finales a las que llega un determinado parlamento se conviertan en fuente de verdad, cuando muchas veces no es así”, explicó.

quiere experimentar la salvación y la plenitud pasando por encima de la verdad