El Obispo de Quilmes, Mons. Luis Stöckler, destacó la importancia de participar en la Misa dominical porque, explicó, “sin la fiesta del domingo perderíamos nuestra identidad”.
El Prelado recordó que la venida del Espíritu Santo ocurrió un domingo, cincuenta días después de la resurrección. “Desde entonces nunca en su historia de dos mil años la Iglesia ha dejado de celebrar la memoria de la resurrección”, indicó.
“El día domingo ha asumido así un valor simbólico que expresa toda la novedad del misterio cristiano. Realmente, sin la fiesta del domingo perderíamos nuestra identidad”, sentenció.