Obispo argentino lamenta ausencia de la familia en la educación del joven

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Mons. Joaquín Piña, Obispo de Puerto Iguazú, lamentó que “la familia esté cada vez más ausente” en la educación de los jóvenes, cuando en realidad “el primer educador debería ser la familia”.

En su mensaje a los fieles, Mons. Piña señaló que “son muchos los padres que abdican, (porque no saben, o porque no quieren luchar para educar a sus hijos) de esta nobilísima tarea. Y esto sin contar la triste realidad de las familias que no son familias”.

Luego, el Prelado recordó que “el primer educador, al menos en teoría, debería ser la familia. Y además de la familia y de la escuela, hay que tener en cuenta a la sociedad, que es el ambiente en el que todos vivimos y hemos de seguir creciendo”.

Tampoco es tan protagónico el papel de la escuela, por muchas razones. Una, que es demasiado poco el tiempo que los chicos pasan en el aula, comparado con el que pasan en la calle, o delante del televisor, (o en los videojuegos, que es aún peor). Y otro, porque, aunque hay docentes excelentes y heroicos, hay otros muchos que no tienen esta vocación, y que cuanto menos tiempo le dediquen a su tarea, mejor”, agregó.

Asimismo, el Obispo subrayó que “los chicos se educan, o deseducan, más en la calle que en la escuela, o en la familia. O, si quieren ponerle un nombre, la sociedad es el ambiente que más influye en la educación. Lamentablemente más que la familia o la escuela”.

Al referirse al tema de las adicciones, en especial la del alcohol, que es “el primer paso” hacia otras, el Prelado explicó que es evidente que hay “una presión social: ‘Tenés que tomar porque todos lo hacen. Si no, sos un aburrido’. Pero el problema es que muchos confunden la sana diversión. No piensan que la auténtica felicidad se logra sólo con sacrificio”.

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El pensamiento de muchos jóvenes es el siguiente –continuó– “en el boliche te sentís con mayor libertad de acción. Nadie te controla. A los mayores que están allí no les preocupan los jóvenes. A los dueños, lo único que les interesa es la ganancia. Vender lo más posible. No están para atender una guardería, y menos aún para hacer una obra de caridad”.

Mons. Piña señaló que “las leyes y normas que prohíben la venta de bebidas alcohólicas a menores, se cumplen muy poco. Y los chicos saben muy bien cómo eludirlas. No falta un mayor que colabore: o el quiosco abierto, un poco más allá. En la ciudad de Buenos Aires tienen tres ordenanzas y una ley que tratan de regular todo esto; pero como solemos decir, ‘hecha la ley, hecha la trampa’”.

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