Los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de El Salvador sintieron que la petición de amparo en el caso de "Beatriz", con el que se intentó legalizar el aborto en el país, fue una trampa o engaño, pues "el planteamiento inicial de la demanda estaba alterado".

El 29 de mayo de este año, la Sala de lo Constitucional de la CSJ rechazó el recurso de amparo presentado por los abogados de "Beatriz" -nombre supuesto-, fuertemente presionada y manipulada por el lobby abortista en el país, para que se le practique un aborto "terapéutico".

"Beatriz" es una mujer de 22 años, que padecía lupus y estaba embarazada de su segundo hijo, un bebé con anencefalia.

La joven, que confirmó a la Sala que nunca quiso abortar a su hijo, tal como promovieron organizaciones como Aministía Internacional, Women's Link y Human Rights Watch, dio a luz el 4 de junio, pero la bebé falleció de causas naturales debido a su condición, cerca de cinco horas después del parto.

En declaraciones para el sitio web elsalvador.com el 17 de julio, los jueces señalaron que tras las audiencias con los médicos, todos coincidieron en que la joven no estaba en riesgo de muerte, tal como se intentó hacer creer a la Sala de lo Constitucional a través de la demanda.

El magistrado Sidney Blanco señaló que la demanda fue repentina y solo estaba acompañada de varias actas suscritas por diversos médicos.

"La primera impresión que causó era que debíamos actuar urgentemente porque se planteaba un drama en donde cada minuto Beatriz se estaba jugando la vida o la muerte", dijo el letrado.

En la demanda, indicó Blanco, "no había una petición expresa de autorización de aborto, sino que planteaban derecho a la vida, a la salud, y que había que actuar inmediatamente. Y que para proteger la vida y la salud era indispensable la interrupción del embarazo".

Para el magistrado, el factor clave en el proceso fue escuchar a los peritos, a los médicos forenses y a la joven.

"Considerábamos que era indispensable conocer dos cosas: escuchar a la propia Beatriz y acudir a verdaderos especialistas para que evaluaran no solo la salud física, sino también mental de Beatriz, para tener mayor seguridad en el fallo que íbamos a emitir".

Blanco indicó que "en la audiencia, los magistrados querían escuchar a los médicos forenses para que con sus términos técnicos nos dijeran si efectivamente había un riesgo a la vida y a la salud de Beatriz".

En efecto, el director del Instituto de Medicina Legal (IML), José Miguel Fortín, confirmó a la prensa local en mayo de este año que, contra las aseveraciones de las ONGs abortistas, no era cierto que "Beatriz" haya estado "en riesgo inminente, no es cierto que vaya a mejorar si se le saca al niño y no es cierto que El Salvador es un estado talibán".

Fortín confirmó así el peritaje realizado por el IML, que concluyó que "no hay una razón médica para suspender el embarazo" de "Beatriz".

Tras los informes de los expertos y a "Beatriz", "cada uno de nosotros se formó una idea", señaló Sidney Blanco, por lo que "en el momento de la deliberación todos estábamos convencidos de que el planteamiento inicial de la demanda estaba alterado".

Esto les dio a los magistrados la percepción de que los promotores del aborto los intentaron manipular.

"Después de escuchar a los especialistas dijimos: 'esto no es exactamente lo que nos vinieron a plantear en la demanda'", recordó.

Blanco indicó que "en todos los procesos son las pruebas las que determinan el sentido de las sentencias. Y, en este caso, fueron las pruebas de los especialistas las que tuvieron mucha incidencia en el fallo", que finalmente rechazó el amparo y por consiguiente el aborto en el caso de "Beatriz".