En la homilía de la Misa de funerales tras la masacre de extremistas musulmanes que acabó con la muerte de 53 personas en la Catedral católica de esta capital, el Arzobispo de Bagdad, Cardenal Emmanuel III Delly, señaló que "no tenemos miedo de la muerte ni de las amenazas" y expresó su voluntad de permanecer en Irak porque "somos los hijos de este país".
Según señala AFP, unas 700 personas abarrotaron la iglesia de San José en donde al comienzo de la Misa estaban siete ataúdes. La Eucaristía fue interrumpida varias veces por la entrada de otros ocho, aplaudidos fuertemente por los presentes.
El Cardenal dijo sobre el ataque que los cristianos ese día "vinieron a la iglesia para rezarle a Dios y para cumplir con su deber religioso, pero la mano del diablo entró en este lugar de culto para matar".