Al no poder acabar con él lo subieron nuevamente al auto hasta un puente cercano y allí lo lanzaron desde una altura de 20 metros. Afortunadamente, el niño cayó sobre maleza y no al río en el que abundan las piedras. Con el frío de la noche y múltiples heridas, el muchacho quedó abandonado por sus atacantes que lo creyeron muerto.
"Él nos dijo que cayó de espalda. Manifestó que se quedó sin aire y de tanto dolor que sentía no podía moverse ni respirar. Entonces tomó un pequeño descanso, una siesta… cerró los ojos y luego, más adelante, algo le dijo que se levantara y caminara. Él dice que tomó fuerzas y pudo salir a la calle subiendo por un talud (que le dio acceso a la carretera cercano a un área donde hay una cantera)", explicó Méndez.
Al encontrarlo, recuerda el policía, llamaron a una ambulancia para que atendieran al niño. Él y su compañero lo acompañaron hasta el Centro Médico. "Gracias por salvarme la vida", les dijo.
Para concluir el relato, Méndez contó que "tratábamos de tranquilizarlo. Él nos preguntó en un momento: '¿por qué me ocurrió esto?'. Yo le dije: 'tal vez los rezos que te dijo tu mamá que hicieras y la fe que tú tienes te mantuvieron vivo. Tenías que quedar tú vivo para que se pudiera hacer justicia de alguna forma, aunque no podamos comprenderlo".