Rubén tiene 9 años y vive en un pueblo de Valencia (España), es uno de los miles de niños que cada año hacen la Primera Comunión en todo el mundo, pero él tenía claro que por ese gran día tan sólo quería un regalo.
Por eso distribuyó a través de Whatsapp entre los invitados, una carta en la que explicaba, de su puño y letra, que estaba "muy contento" de compartir con todos ellos su "gran encuentro con Jesús".
"Gracias a Dios, tengo todo lo necesario así que he pensado que si queríais hacerme algún regalo por este día podéis darle mucho más fruto haciendo una donación anónima para un proyecto de Manos Unidas en el que estoy colaborando", precisaba el pequeño.