Citado por Radio Vaticano, el Papa señaló que "en ese momento, serpentea el descontento, hay lamentaciones, rumores de favoritismos y trato desigual – esto sucede también en nuestras parroquias -. La ayuda de la comunidad a las personas necesitadas - viudas, huérfanos y pobres en general -, parece privilegiar a los cristianos de origen judío, con relación a los demás".
Ante este conflicto, dijo, "los Apóstoles toman las riendas de la situación: convocan una reunión ampliada también a los discípulos, debaten juntos acerca de la cuestión, todos. Los problemas, en efecto, ¡no se resuelven fingiendo que no existen!".
"Y es hermoso este debate sincero entre los pastores y los otros fieles. Se llega por lo tanto a una subdivisión de tareas. Los Apóstoles presentan una propuesta que todos aceptan: ellos se dedicarán a la oración y al ministerio de la Palabra, mientras siete hombres, los diáconos, se encargarán del servicio en las mesas para los pobres".
Francisco apuntó que "estos siete no son elegidos porque eran expertos en negocios, sino porque eran hombres honestos y de buena reputación, llenos de Espíritu Santo y de sabiduría; y son constituidos en su servicio mediante la imposición de las manos de parte de los Apóstoles".
"Y así, de aquel malcontento, de aquella queja, de aquellos rumores de favoritismos y trato desigual, se llega a una solución. Confrontándonos, discutiendo y rezando: así se resuelven los conflictos en la Iglesia. ¡Confrontándonos, discutiendo y rezando, con la certeza de que los chismes y los celos nunca podrán llevarnos a la concordia, a la armonía o a la paz!".