Una multitud se reunió el último sábado en la iglesia Santa Francisca Romana de esta capital en los funerales de Chiara Corbella, una joven de profunda fe católica que murió por retrasar un tratamiento contra el cáncer para proteger al bebé que esperaba.
A sus 28 años de edad Chiara tenía un feliz matrimonio con Enrico Petrillo. Juntos superaron el dolor de ver morir a dos hijos poco después del parto debido a graves malformaciones y compartieron su testimonio en diferentes eventos pro-vida. Para ellos los minutos que vivieron con sus hijos David y María fueron los más felices de su existencia.
En el 2010, Chiara resultó embarazada por tercer vez y según los médicos el niño estaba completamente sano. Sin embargo, a ella le diagnosticaron un agresivo cáncer de lengua y le propusieron someterse a un tratamiento que pondría en riesgo a su hijo.