Mujer española que abortó a su segundo hijo, se convierte en líder pro-vida

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María Esperanza Puente abortó a su segundo hijo en una clínica española buscando una salida “fácil” a sus problemas. Diez años después, se reconoce “víctima” de un engaño, aún sufre las consecuencias del procedimiento y está decidida a compartir su dolor para lograr que otras mujeres salven a sus hijos.

“Soy portavoz de las Víctimas del Aborto porque soy víctima. Nunca nadie me informó de las consecuencias psicológicas que iba a sufrir tras abortar”, declara Puente, sobre su nueva faceta de militante pro-vida.

El semanario Alba recogió su historia. María Esperanza sostiene que después de tanto tiempo la “mente guarda recuerdos” que uno cree olvidar, pero la “conciencia humana natural te indica que no está bien lo que has hecho”.

“Las chicas más jóvenes recuerdo que lloraban bajito, sin hacer ruido. Nadie comentaba nada con nadie y reinaba el silencio, cuando en tu interior gritabas muy fuerte: ¡no quiero! Pero son gritos de ahogados, que no escucha ni quien está al lado, solo los oyes tú”, recordó  Puente sobre su experiencia en la clínica abortista Dator.

Según sostiene, aquel día luego de hablar con un psicólogo más preocupado en cobrar que en aclarar sus dudas irresueltas, firmó un “consentimiento informado” para llevar a cabo el aborto, e ingresó al quirófano para que le practiquen la intervención que cambió su vida.

“Yo estaba mirando al techo gritando ¡pare!, pero sin gritar. Quería salir corriendo de allí pero no puedes. Es tan duro asumir lo que está pasando como la manera en que está pasando”, recordó Puente.

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La mujer agregó que a su hijo lo echaron “en un recipiente de cristal y se queda ahí, apartado a un lado. Tú lo ves. Luego la enfermera se lleva el bote. En ese momento es como si te arrancasen con él la vida”.

Después de la rápida intervención realizada un viernes, Maria Esperanza aseguró haber estado “los tres días metida en la cama, sin levantarme ni para comer ni para ir al baño. Pero llegó el lunes. Así que te levantas, te vistes, y te vas a trabajar como si nada. Eres otra pero la gente no lo sabe. Es imposible llevar algo así”.

Esta valiente española confesó que el “no perdonarte” es el factor determinante del síndrome post aborto, y cualquier situación puede hacerla revivir el aborto al que la sometieron.

“Algunas chicas ven a lo mejor un niño de cuatro años, que es la edad que debe de tener su hijo, y se echan a llorar”, aseguró Puente.

Frutos de vida

En estos diez años sólo encontró apoyo en la Asociación de Víctimas del Aborto. “Los médicos del Estado no ofrecen ayuda, el Estado no informa, los medios de comunicación manipulan. Te lanzan el mensaje de que abortar es libertad, es progreso, de que no pasa nada”.

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María Esperanza está segura que con su testimonio puede ganar la batalla por la vida y está dedicando denodados esfuerzos a evitar que otras mujeres, confundidas como ella, tomen la peor decisión de sus vidas.

Actualmente, como portavoz de la Asociación de Víctimas del Aborto, se presenta en debates públicos y da consejo a madres que viven su misma situación.

Su mayor alegría es haber contribuido en los casos de tres mujeres que desistieron de abortar luego de conocer su historia.

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