Muerte provocada nunca es la solución, dice vocero de obispos españoles

Muerte provocada nunca es la solución, dice vocero de obispos españoles
Foto referencial: Pixabay dominio público

Después de que un hombre ayudó a su esposa a morir, en un caso que ha generado un nuevo debate sobre la eutanasia en España, el vocero de los Obispos del país europeo aseguró que "la muerte provocada nunca es la solución" y que la "Iglesia apuesta por la defensa de la vida y los cuidados paliativos".

El Secretario General de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Obispo Auxiliar de Valladolid, Mons. Luis Argüello, recordó la postura de la Iglesia Católica y subrayó que "la muerte provocada nunca es la solución ni en el caso del aborto ni en el caso de la eutanasia".

Mons. Argüello hizo estas declaraciones durante la rueda de prensa de balance de la Asamblea Plenaria que ha tenido lugar en Madrid entre el 1 y el 5 de abril.

El Prelado se refirió al caso de María José Carrasco, de 62 años, que desde 1989 sufría esclerosis múltiple y que murió el 3 de abril en Madrid después de que su esposo, Ángel Hernández, le suministrara una sustancia para acabar con su vida.

Mons. Argüello expresó su pésame a la familia "que vive una situación tan dramática". También subrayó que este caso es "una situación de una excepcional carga emocional", y por eso insistió en que estamos ante "el conflicto que se produce entre el sufrimiento y el sentido de la vida y la propia vida".

"La Iglesia apuesta por la defensa de la vida y los cuidados paliativos. Por supuesto, no está a favor del ensañamiento terapéutico e insiste en que la muerte provocada no es la solución", aseguró el Prelado.

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El caso de Ángel Hernández y María José Carrasco en España

Ángel Hernández fue detenido por el delito de homicidio tras practicar la eutanasia a su esposa que sufría una enfermedad terminal.

El hombre grabó en vídeo cómo le suministraba una sustancia para que ella muriera. En él se ve cómo Ángel le pregunta a María José si desea morir y ella asiente con la cabeza.

Mientras le da de beber la sustancia a su mujer, Hernández le pide que le dé la mano porque quiere "notar la ausencia definitiva" de su sufrimiento.

Una vez que María José falleció, Hernández llamó a los servicios de emergencias, quienes se presentaron junto con la Policía.

Preguntado por la muerte de su esposa, Hernández declaró a la Policía que él había acabado con la vida de María José porque se encontraba en fase terminal y ella misma le había pedido que lo hiciera.

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En la actualidad en España el suicidio asistido está castigado en el Código Penal con penas de entre dos a cinco años de cárcel, mientras que la eutanasia se condena con entre seis y 10 años de prisión.

La pena se reduce para quien sea "cooperador necesario" de la muerte, ante la "petición expresa, seria e inequívoca" de la víctima y que ésta sufra "una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar".

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