El Obispo de San Sebastián (España), Mons. José Ignacio Munilla, exhortó a los españoles a imitar el ardor evangelizador de San Ignacio de Loyola, venido a menos entre los españoles luego que el materialismo, la frivolidad y las idolatrías políticas ocuparon "el espacio que antes llenaban los grandes ideales del Evangelio".

Desde la Basílica de San Ignacio de Loyola, donde nació el fundador de la Compañía de Jesús, Mons. Munilla abordó la vida de uno de los patronos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el Beato José Anchieta, un jesuíta originario de las tierras de Loyola que fue enviado a Brasil para cambiar de aires por su delicada salud junto con otros seis hermanos de la Compañía de Jesús.

"Con tan solo veinte años, Anchieta fundó junto al padre provincial, una aldea misional que ha llegado a ser en nuestros días la ciudad más grande de Sudamérica. Estamos hablando nada más y nada menos que de la fundación de la actual ciudad de Sâo Paulo (con más de veinte millones de habitantes en este momento)", explicó Mons. Munilla.

Recordó que el Beato José Anchieta enseñó gramática a los hijos de portugueses y a los indios, escribió la primera gramática en lengua tupí y también el primer catecismo en ese idioma, el primer catecismo cristiano escrito en una lengua nativa del continente americano. Fue embajador de paz entre algunas tribus que amenazaban la paz, hasta llegar a estar retenido por esa tribu. Tras ser ordenado sacerdote, acompañó al provincial de la Compañía en la fundación de Río de Janeiro, que según ha explicado el Obispo Munilla, "tomó el nombre de 'San Sebastián de Río de Janeiro'".

Además fue rector del Colegio de San Vicente, en Río, fundó el Hospital de la Misericordia, predicó a los portugueses y evangelizó a nuevas tribus indígenas, algunas muy violentas. Fue nombrado Provincial de todos los jesuitas de Brasil en 1577.

"Todo este 'terremoto' misionero lo puso en marcha el hijo de un azpeitiarra, que por tener una salud delicada, fue enviado a cambiar de aires al Brasil… Vamos, que, ¿¡qué habría pasado si hubiese estado rebosante de salud y fortaleza!?", preguntó el Obispo de San Sebastián.

"¿Qué hemos hecho de aquel espíritu que impulsó a tantos vascos a la magnanimidad y al heroísmo, movidos por la fe, la esperanza y la caridad? ¿Qué hemos hecho del legado de San Ignacio de Loyola, nuestro gran Patrono, que ha sido fermento para regenerar la faz del mundo? ¿No tendremos que reconocer tal vez, que nuestra identidad e idiosincrasia han quedado heridas y debilitadas, en la misma medida en que nos hemos secularizado, y precisamente en el momento en que el materialismo, la frivolidad y las idolatrías políticas han pasado a ocupar el espacio que antes llenaban los grandes ideales del Evangelio?", cuestionó.

Mons. Munilla señaló que "el progreso sin raíces es ficticio" y por tanto "el auténtico progreso solo puede estar enraizado en la Tradición. Chesterton remata con la siguiente afirmación: 'Cuanto más crece un árbol, cuantas más ramas le salen, más se aferra a sus raíces'".

?Según el Obispo de San Sebastián, se trata de "la misma pregunta que Ignacio de Loyola dirigió, cinco siglos atrás, a Francisco Javier: '¿De qué te sirve ganar el mundo entero, si pierdes tu vida?'". Y por eso ha terminado respondiendo a ella, "al igual que Ignacio, Francisco Javier y José de Anchieta, también la encontramos en el Evangelio. La respuesta tiene un nombre propio: ¡Jesucristo!".