El Obispo de San Sebastián (España), Mons. Juan Ignacio Munilla, celebró en la Basílica de Santa María la Misa en honor a la Asunción de la Virgen, donde se refirió al hecho que esta ciudad haya sido elegida como sede de conferencias e iniciativas internacionales por la paz, e indicó que el diálogo sobre la paz solo tiene sentido condena el terrorismo y todo tipo de violencia.

Durante la homilía el Obispo de San Sebastián dijo que "la Asunción de María a los Cielos nos recuerda cuál es nuestro destino, cuál es la meta a la que estamos llamados".

En ese sentido, advirtió que "la negación de la vida eterna ha derivado en una falta de esperanza hacia la vida presente". "El hombre está hecho para la trascendencia, hasta el punto de que la vida intrascendente se parece mucho -¡muchísimo!- a la 'no vida', al vacío existencial", expresó.

Así, recordó una pintada que vio en Sao Paulo que preguntaba "¿Hay vida antes de la muerte?", y subrayó que la vida intrascendente es muy similar al vacío existencial, en definitiva, una de las mayores pobrezas. "¡La mayor de las pobrezas es la intrascendencia! Por eso una buena parte de los países pobres del mundo nos miran, como diciéndonos: Los verdaderamente pobres son ustedes!".

Mons. Munilla recordó tres efectos o "falsos ídolos" que nuestra sociedad sufre por el planteamiento intrascendente de la vida. El primero de ellos es el materialismo, que es según el Obispo "una especie de miopía espiritual, porque percibe en forma borrosa todo aquello que está más allá del alcance de su mano".

También destaca el efecto de la frivolidad que "consiste en no tomarse en serio el sentido de la existencia" y por ella se sustituyen las grandes preguntas del hombre por preguntas triviales. "El pansexualismo, el hipererotismo y en definitiva, el culto al cuerpo, son aliados inseparables de la cultura de la frivolidad. Al amor a la persona, le sustituye la atracción erótica; quedando patente la soledad a la que conduce el sexo por el sexo, a pesar de que se intente tapar este drama con nuevas frivolidades, en una absurda huida hacia adelante".

La "idolatría política" es el tercer mal generado por la cultura de la intrascendencia. Esta idolatría política, explica Monseñor Munilla, "consiste en sustituir la aspiración a la vida eterna, por la adscripción orgullosa a un pueblo, a una raza, a una utopía política. Su formulación suele formularse en oposición a 'los otros', a los que no son 'de los nuestros'. La fraternidad universal es anulada en la práctica, a favor de una autoestima forjada en clara contraposición a los oponentes". Y explica "se termina por sustituir el amor a la patria celestial, por una especie de adoración por lo terreno, particular y caduco".

El Obispo de San Sebastián subrayó también el hecho de que esta ciudad haya sido elegida como sede de diversas conferencias e iniciativas internacionales por la paz. Pidió que no se devalue ni manipule el término paz y por eso Mons. Munilla subrayó que "el diálogo sobre la paz solo tiene sentido en el supuesto de que se inicia y se concluya con una condena explícita al terrorismo, así como a todo tipo de violencia".

Señaló que "la existencia de diversos tipos de víctimas y de violencias, no debe ser utilizada como una maniobra de distracción, que le libere a cada uno de su obligación moral de arrepentimiento y de petición de perdón hacia las víctimas que él ha generado, o de las que ha sido cómplice".

"Que los foros de diálogo por la paz que excluyen a las víctimas del terrorismo, o que simplemente no son capaces de recabar su apoyo, carecen de la necesaria autoridad moral", expresó.