El Arzobispo de Santiago (Chile), Mons. Ricardo Ezzati, presidió este miércoles el Te Deum por el 203º aniversario de la independencia nacional, donde pidió trabajar por un país reconciliado en el cual la persona sea el centro de todo proyecto y así, de esta manera, atender a los más necesitados.

Ante las autoridades nacionales, entre las que se encontraba el presidente Sebastián Piñera, el Prelado se refirió a las reflexiones que los últimos días acapararon la opinión pública con ocasión de los 40 años de golpe militar contra el Gobierno de Salvador Allende.

"Todo eso merece nuestro respeto. Sin embargo, creemos necesario no perder la visión", expresó el Prelado al recordar el pronunciamiento del Comité Permanente del Episcopado, que pide que la verdad, la justicia y la reconciliación sea el camino para lograr "una vida digna y una convivencia humanizante".

"Más que nunca seguimos creyendo en esta vía, a pesar de las dificultades que se le oponen. Es el camino que Jesús ofrece para alcanzar una Patria grande de hermanos y hermanas", indica el texto.

Mons. Ezzati señaló que la historia de Chile está llena de encuentros y desencuentros, y de retos por solucionar como la desigualdad económica que condena "a la exclusión injusta y a la invisibilidad a varios colectivos sociales, como son, inmigrantes, mujeres, jóvenes, personas con discapacidad, grupos étnicos, entre otros".

"En medio de nuestras disensiones, muchas veces respetables y hasta necesarias, creemos sinceramente que lo importante no está en fijar la mirada en lo propio para presumir y ni siquiera en lo ajeno para denostar, sino en el Bien Común que, como su nombre lo indica, es el mayor bien de la vida en sociedad", indicó.

El Arzobispo de Santiago, quien expresó su confianza en que Chile puede fortalecer su democracia, animó también a los jóvenes a contribuir "al Bien Común de la sociedad, con su estudio y capacitación, con sus energías y anhelos de justicia, con todos los medios no violentos a su alcance".

"Soñemos con un país en que redescubramos la gratuidad en nuestras relaciones personales e institucionales; soñemos con un país en que las personas estén exactamente en el centro de nuestra preocupación y de nuestro quehacer; soñemos en reconocernos como hermanos, como hermanas, más fraternos aún con los más débiles, vulnerables y discapacitados; soñemos en que el mayor interés no lo tenga el dinero sino el crecimiento de las personas y la felicidad de sus familias", invitó el Prelado.

En ese sentido, Mons. Ezzati pidió "que Chile sea, en verdad, una mesa para todos, también para los que emigran buscando en esta casa nuevos horizontes para su vida; soñemos en un país sin discriminaciones de ninguna especie; soñemos con un país de mano tendida y rostro descubierto; soñemos con un país justo, fraterno y solidario".

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