Ocho monjas católicas en la provincia china de Shanxi dejaron su convento luego de los acosos e intimidaciones perpetrados por agentes de la policía local, como el retiro de la cruz principal, las cruces del interior del edificio y una docena de imágenes religiosas.
Según informa la revista Bitter Winter, dedicada a la libertad religiosa y los derechos humanos en China, las religiosas soportaban la constante vigilancia hasta que les quitaron la cruz principal del convento. "La cruz es un símbolo de salvación. Sacarla se sintió como si nos sacaran un pedazo de carne", dijo una de las religiosas.
"Si nos hubiésemos opuesto, el gobierno habría demolido el convento", señaló.