Monjas, pistoleros y el Salvaje Oeste: La extraordinaria vida de Sor Blandina

Monjas, pistoleros y el Salvaje Oeste: La extraordinaria vida de Sor Blandina
Foto : Wild West Ghost Town / Crédito : Flickr Tommy Clark (CC-BY-NC-ND-2.0) y Sister Blandina / Crédito: Arquidiócesis de Santa Fe | Arquidiócesis de Santa Fe

Billy the Kid, un conocido ladrón de diligencias y bancos del Salvaje Oeste, encontró a su mejor amiga cuando conoció a la venerable hermana Blandina Segale, una monja que podría llegar a ser santa.

De acuerdo con el diario y las cartas de Sor Blandina, uno de los miembros de la banda de Billy the Kid recibió disparos y estaba al borde de la muerte cuando los médicos de Trinidad, Colorado (Estados Unidos) se negaron a atenderlo. Entonces la religiosa decidió hacerse cargo y lo cuidó durante tres meses hasta que se recuperó.

Pero eso no bastó para Billy the Kid (William Leroy). Se corrió la voz de que el bandido se vengaría de los cuatro médicos de Trinidad yendo a la ciudad y cortándoles el cuero cabelludo. Cuando llegó Sor Blandina intervino y lo convenció de que no lo hiciera en nombre del hombre al que ella había salvado.

Luego de ese incidente, Sor Blandina y Billy the Kid se hicieron amigos. En una ocasión ella lo visitó en la cárcel y él suspendió el asalto a una caravana al enterarse de que la monja estaba entre los pasajeros.

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Cuando no estaba ocupándose de los forajidos, Sor Blandina estaba fundando escuelas, construyendo hospitales, enseñando, cuidando a los huérfanos y pobres y defendiendo los derechos de los nativos. Todo ello en un día normal.

Sus virtudes heroicas y sus obras perdurables han sido motivo para que se abriera su causa de canonización en Nuevo México en 2014.

"La santidad se trata de una premiación ni de un honor, se trata de ayudar a los creyentes a que conozcan que hay una cierta gracia de Dios trabajando en la tierra", manifestó Allen Sánchez, presidente de la junta directiva del Hospital Pediátrico San José en Albuquerque que fundó Sor Blandina. También es el postulador para la causa de la religiosa y es un estudioso de su vida.

Sor Blandina detiene un linchamiento

El relato que viene a continuación le otorgó a la religiosa el título de "La monja más rápida del Oeste" tras una película que hizo CBS sobre el hecho:

Sor Blandina estaba dando clases en una escuela de Nuevo México cuando uno de sus alumnos le dijo: "mi padre le ha disparado a un hombre y por eso van a colgarlo".

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En ese momento que la religiosa se puso manos a la obra. Se encontró con el pistolero y lo convenció de que escribiera una confesión. Después fue a ver al moribundo y lo convenció de perdonar a su agresor, personalmente, antes de fallecer.

Luego de la reconciliación de ambos hombres, Sor. Blandina se dirigió a la turba que se dirigía a matar al pistolero, quien gracias a la intercesión del a monja, fue indultado y llevado a prisión. Nueve meses después fue liberado y pudo volver a su casa para cuidar de sus cuatro hijos.

"Ella los desarmaba de sus pistolas, de la horca y de su odio", comentó Sánchez al respecto del suceso. "Ella debió ser muy encantadora con ellos. Creo que ellos se enamoraban de ella y por eso hacían lo que les pedía, ya que ella se preocupaba por su bienestar y podía ver la dignidad de cada ser humano sin importar que fuera un huérfano o un forajido", añadió.

Sor Blandina también viajó constantemente a Washington D.C para reunirse con los legisladores y abogados en representación de los indios americanos, cuyas reservas estaban siendo construidas en aquel tiempo.

Sor Blandina también conocía del proceso en sí de canonización y ayudó en las causas de dos santos: Santa Elizabeth Ann Seton y Santa Kateri Tekakwitha, la primera y única santa piel roja.

Un posible milagro

"Sabemos de un bebé que nació prematuramente con una válvula defectuosa en el corazón y con los pulmones colapsados. Esta familia se puso inmediatamente en contacto con nosotros, dijeron que estaban rezando una novena a Sor Blandina por la vida del bebé", señaló Allen Sánchez.

"Los médicos tenían muy pocas esperanzas de que el bebé viva, pero cuatro días después no encontraron el problema en el corazón, era como si no existiera. Los médicos dicen que es inexplicable. Por eso estamos buscando historias similares".

El ejemplo de su vida en la tierra es también importante para los fieles de hoy, dijo Sánchez, porque Sor Blandina sabía cómo abordar los problemas inmediatos, así como más problemas de la justicia social.

"Por ejemplo, ella ayudaba en la alimentación y albergaba a los trabajadores de los ferrocarriles, pero ella también preguntaba por qué no estaban siendo atendidos. Y ese es el llamado para nosotros hoy. La caridad es importante, que es donde se inicia, y luego pasas a la justicia social", explicó.

Sobre la apasionante vida de la religiosa y su legado no solo para los católicos de Estados Unidos, Sánchez comenta que "no sabía que esto iba a ser tan divertido y tan inspirador. Realmente puedo afirmar que la conozco; se ha convertido en mi mejor amiga".

Sus primeros años

Maria Rosa Segale solo tenía cuatro años cuando emigró en 1854 con sus padres de Cicagna, un pequeño pueblo italiano, a Cincinnati, Ohio (incluso cumplió los cinco años en el barco).

Cuando tenía 16 años, María Rosa se unió a las Hermanas de la Caridad y tomó el nombre de Sor. Blandina.

A los 22 años la enviaron, completamente sola, a la ciudad de Trinidad, ubicada en Colorado, para que enseñara en una escuela pública. Algún tiempo después, fue enviada más al sur. Primero a Santa Fe y luego a Albuquerque, Nuevo México.

"Probablemente fue todo un ajuste al venir de Europa a las partes más pobladas de Estados Unidos y terminar en el salvaje y áspero oeste", indicó Sánchez.

Mientras estaba en Nuevo México, la religiosa ayudó a fundar un sistema de salud pública y sistema de escuelas públicas construyendo así los primeros hospitales y colegios de Albuquerque. También pedía que soltaran temporalmente a los presos para que la ayudaran con su labor.

Mucho de lo que se conoce sobre la vida de Sor Blandina proviene de las cartas que le escribía a su hermana, Sor Justina Segale, que se encontraba en Ohio. El compilado de esta correspondencia, que va desde 1872 a 1894, fue publicada diez años después de la muerte de la monja en 1941.

"Uno puede ver la historia de Nuevo México a través de sus experiencias", comentó Sánchez.

Traducido por María Ximena Rondón

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