8 de septiembre de 2006 / 04:42 PM
El pequeño pueblo alemán de Thyrnau, en las cercanías de Passau, también vive la fiebre papal. Desde hace algunas semanas, en el Monasterio de San José no se hace otra cosa que cortar, coser y bordar, pues las religiosas cistercienses son las encargadas de preparar los ornamentos que utilizará el Santo Padre en la Misa que celebrará en el Santuario de Alttöting el 11 de septiembre.
En este monasterio viven 19 cistercienses. Todas las religiosas, incluyendo a la Abadesa, Madre Mechthild, están muy honradas por el encargo recibido. Sobre la fina seda, van bordando con mucha delicadeza y destreza los escudos pontificios.
Mientras va dándole las últimas puntadas a la mitra del Papa, hecha totalmente a mano, la hermana Michaela señala que “lo más importante es que le quede bien al Santo Padre, que tenga el tamaño adecuado y se sienta cómodo”.