Misal de 1962 no afecta unidad de la Iglesia, autoridad de Obispos, aceptación del Concilio

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En una carta explicativa de los motivos de la decisión de publicar la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio Summorum Pontificum, el Papa Benedicto XVI, señaló que la indulgencia que a partir del 14 de septiembre permitirá la libre celebración según el Misal de 1962, no debe afectar ni la unidad de la Iglesia, ni la autoridad de los Obispos, ni la plena validez del Concilio Vaticano II.

Al explicar el motivo de su Carta, el Santo Padre señala que "noticias de prensa y juicios hechos sin suficiente información han creado no poca confusión". Al respecto, el Papa señala que existen dos temores que quiere clarificar.

El primero es que su Carta Apostólica "reduce la autoridad del Concilio Vaticano Segundo, una de cuyas esenciales decisiones -la reforma litúrgica- es puesta en cuestión".

"Este temor es infundado", responde el Pontífice; y explica que el Misal de rito tridentino, publicado nuevamente en 1962 bajo la autoridad del Papa Juan XXIII, fue el mismo que se utilizó durante el Concilio, podrá ahora ser celebrado con mayor libertad.

"No es apropiado hablar de estas dos versiones del Misal Romano como si fueran 'dos ritos'. Más bien, es asunto de dos usos de un rito que es uno y el mismo".

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En la carta, el Pontífice también explica que el Misal de 1962 nunca fue abrogado; y que muchos fieles "permanecieron fuertemente adheridos a este uso del Rito Romano, que les ha sido familiar desde la niñez".

El problema Lefebvre

La carta aborda luego el problema del obispo cismático francés Marcel Lefebvre, para quien "la fidelidad al viejo Misal se convirtió en un signo externo de identidad".

Benedicto XVI aclara sin embargo que los motivos del cisma lefebvrista estaban "a un nivel más profundo"; y por este motivo la Sociedad de San Pío X fundada por el Obispo que falleció excomulgado en 1991, no debe asociarse a aquellas personas que "claramente aceptan el carácter vinculante del Concilio Vaticano Segundo, y han sido fieles al Papa y a los Obispos; pero que, sin embargo, deseaban recuperar la forma de la Sagrada liturgia que les era tan querida".

El Pontífice explica que la intención principal de Juan Pablo II con la publicación del Motu Proprio "Ecclesia Dei" fue la de "ayudar a la Sociedad de San Pío X a recuperar la plena unidad con el Sucesor de Pedro, y pensó poder sanar una herida experimentada de modo cada vez más doloroso".

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"Desafortunadamente esta reconciliación aún no ha tenido lugar", agrega el Santo Padre.

El Pontífice expresa también el hecho que "ha quedado claramente demostrado que personas jóvenes han descubierto esta forma litúrgica, han sentido su atracción y han encontrado en ella una forma de encuentro con el misterio de la Santísima Eucaristía".

Ante la realidad del creciente interés por la Misa según la anterior forma, el Papa señala que las normas expuestas en el Motu Proprio "están también dirigidas a liberar a los Obispos de tener que evaluar constantemente cómo deben responder ante las diversas situaciones".

El temor a las divisiones

El Papa señala que el segundo temor es que el retorno al uso del Misal de 1962 "llevaría al desorden e incluso a divisiones en las comunidades parroquiales". Pero "este temor me resulta completamente infundado", dice el Pontífice; y explica que el uso del antiguo Misal presupone una cierta formación litúrgica y un cierto conocimiento del latín, "ninguno de los cuales se encuentra con frecuencia".

Y aunque reconoce que han habido conflictos y "exageraciones" suscitadas por quienes prefieren el antiguo Misal, "vuestra caridad y prudencia pastoral será un incentivo y una guía para mejorar estas relaciones"; dice el Papa, quien predice que la celebración de ambas formas del Rito Latino, "puede ser mutuamente enriquecedor", pues por un lado nuevos santos y fórmulas pueden ser agregados al viejo Misal; mientras que el Misal de Pablo VI puede ser celebrado aún con mayor reverencia, podrá mostrar "más poderosamente… la sacralidad que atrae a muchas personas al antiguo uso".

A este respecto, el Pontífice lanza un enérgico llamado a trabajar todos por la unidad al interior de la Iglesia, especialmente si la relación entre las dos formas de celebrar el Rito romano son vistas en términos "de crecimiento y progreso, no de ruptura".

Autoridad Episcopal

"En conclusión, queridos hermanos, quiero subrayar claramente que estas nuevas normas de ninguna manera disminuyen vuestra autoridad y responsabilidad, ya sea para la liturgia o para el cuidado pastoral de sus fieles", dice Benedicto XVI.

"Nada es quitado, por tanto, de la autoridad del Obispo", cuyo papel sigue siendo el de "permanecer vigilante de que todo sea llevado a cabo en paz y serenidad".

El Santo Padre pide además a cada Obispo enviar a la Santa Sede un informe de la propia experiencia tres años después de entrar en funciones el Motu Proprio.

"Si dificultades verdaderamente serias salen a la luz, se pueden pensar en medios para remediarlas", concluye el Pontífice.

Lea el Motu Proprio Summorum Pontificum en español.

Lea el Motu Proprio Summorum Pontificum en latín.

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