Con la presencia de autoridades civiles, políticas y religiosas de diversas confesiones, entre las que se encontraban representantes del Vaticano, miles de personas dieron su último adiós al Hermano Roger Schutz, el fundador de la comunidad ecuménica de Taizé asesinado en dicha localidad por una mujer rumana el pasado 16 de agosto.
Antes de la Eucaristía celebrada en la Iglesia de la Reconciliación de aquella localidad del centro-este de Francia, durante los funerales del monje suizo fallecido a los 90 años de edad, uno de los representantes de la Santa Sede, el Cardenal Walter Kasper, Presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, rindió tributo al que fuera “uno de los grandes maestros espirituales y también padre espiritual de nuestro tiempo”, destacando su compromiso por la comunión y la reconciliación.
“Con su presencia, su palabra y su ejemplo, el hermano Roger proyectó el amor y la esperanza mucho más allá de las fronteras y las divisiones de este mundo”, afirmó el Cardenal, al destacar también el “profundo deseo de reconciliación y encuentro' que este ‘hombre de comunión’ llevaba en el corazón”.